Carta abierta de un Vigilante de Seguridad a D. Iñaki Gabilondo (Tochaco
Editado: gracias al florero Nirekeyaki
CARTA ABIERTA DE UN VIGILANTE DE SEGURIDAD A IÑAKI GABILONDOSr.
Gabilondo:Todavía no salgo de mi estupefacción después de haber oído su
comentario sobre la nueva ley de Seguridad Privada y en especial sobre
los Vigilantes de Seguridad.
Me gustaría hacerle algunos apuntes sobre lo que usted
expresa y que supongo que habrá redactado mientras se preparaba un
bocadillo en casa y veía de reojo algún documental sobre el sistema
solar en el televisor de la cocina, porque de otra manera no acierto a
comprender cómo se pueden juntar tal cantidad de disparates, insultos,
prejuicios, desprecios y humillaciones en tan corto espacio de tiempo,
amén del desconocimiento supino sobre el tema del que está hablando.
En primer lugar, Sr. Gabilondo, aclarar por enésima vez que no somos
Vigilantes Jurados, ni Guardas Jurados, ni Guardias de Seguridad, ni
cualquier otra denominación con la que nos nombran las personas que,
como usted, no se han preocupado ni molestado en informarse antes de
hablar de nosotros, somos Vigilantes de Seguridad.
En segundo
lugar, decirle que sus prejuicios comienzan a aflorar cuando dice que
esta nueva ley supondría para nosotros un ascenso psicológico y que
comenzaríamos a sentirnos policías que es “lo que la mayoría de ellos
quieren ser”, le rogaría, Sr. Gabilondo, que me facilitara la encuesta
en la que se basa y quién la ha realizado, a mí por lo menos usted nunca
me ha preguntado, ni creo que lo haya hecho a los otros más de 200.000
vigilantes que hay acreditados en España. Eso se llama prejuicios. Nos
veja dando por sentado que nos sentimos psicológicamente en un escalafón
inferior, yo soy Vigilante de Seguridad, voy acercándome a los 30 años
de profesión, nunca he sido policía y nunca quise serlo ¿de qué ascenso
psicológico me habla? ¿Más prejuicios?
En tercer lugar habla de
las atribuciones que vamos a tener entre las que menciona como algo
nuevo y extraordinario: “incluso detener al que sea sorprendido
cometiendo un delito”, pues sepa usted, muy señor mío, que según la Ley
de Enjuiciamiento Criminal, Art. 490, “cualquier persona puede detener
al que intentare cometer un delito en el momento de ir a cometerlo”, sí,
ha leído bien, cualquier persona. Con lo cual eso que usted presentaba
como algo que promovería la alarma social o desastre similar, resulta
que estaba legislado y atribuía esa capacidad de detención no solo a los
Vigilantes sino a cualquier ciudadano, así que, Sr. Gabilondo, según su
criterio acabo de ascender un peldaño psicológico a 40 millones de
españoles (incluido usted).
Los Vigilantes de Seguridad
españoles son los más formados de Europa (Cinco Días, 13-12-2013) y
realizamos anualmente un curso de reciclaje de 20 horas. Estoy de
acuerdo en que no todos somos profesionales perfectos ¿acaso los
periodistas sí, la policía o cualquier otro cuerpo o profesión? Le
recuerdo que existe un régimen disciplinario establecido en el
Reglamento de Seguridad Privada para aplicar a los vigilantes o a las
empresas infractoras.
A esta ley le falta devolvernos el
carácter de Agente de la Autoridad (no se escandalice) que ya tuvimos
anteriormente cuando éramos Vigilantes Jurados. Yo lo fui durante siete
años y tuve ese carácter de Agente de la Autoridad hasta 1992 y, por
mucho que le asombre, no tomamos Polonia, ni dimos ningún golpe de
estado, ni se tambalearon los cimientos de nuestra joven democracia,
sino que prestamos nuestros servicios contribuyendo al bien común de la
seguridad ciudadana.
El carácter de Agente de la Autoridad es
solo una figura para protegernos porque, Sr. Gabilondo, nosotros somos
los que recibimos las agresiones, los que corremos para ayudarle cuando
usted está en peligro, los que protegemos las oficinas donde usted
trabaja, los que patrullamos en el Metro y RENFE para que usted viaje lo
más tranquilo posible, los que cuidamos de los autobuses nocturnos para
evitar que les asalten o les molesten, los que protegemos ministerios,
tiendas, hospitales, fábricas, y desgraciadamente la mayor parte de las
veces en solitario, no en parejas como la policía o la Guardia Civil
¿cree usted que es mucho pedir la protección jurídica de Agente de la
Autoridad mientras estamos de servicio? Podría hacer esta lista
interminable.
Nosotros somos esas personas a las que no se
valora cuando se tienen pero que se echan mucho de menos cuando nos
marchamos.Por último decirle que es una lástima que usted utilice su
privilegiada tribuna para arremeter sin sentido contra unos
profesionales que desempeña un papel fundamental en la seguridad de las
personas y los bienes, y no tema usted por la cesión de poderes del
Estado, la seguridad privada funciona en todas las grandes democracias
de Occidente y no parece que se resientan por ello.
Aplique
usted a su profesión el rigor que exige a la mía, que hartos estamos de
ver a periodistas comportarse como una mera extensión de los partidos
políticos e incluso, a veces, como forofos militantes o
asesores-ideólogos de esos mismos partidos y que micrófonos indiscretos
dejan ver cómo algunos periodistas importantes no sacan la cara de las
nalgas de su presidente.
P.D.: Sr. Gabilondo, límpiese, tiene algo en la nariz
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